viernes, 22 de agosto de 2025

Las pelis de agosto, 2025

Ya llevamos tres veranos compartiendo noches de cine en el apartamento. Este año, además, hemos incorporado alguna tarde, que no está mal. Aunque no ha terminado el mes, hago hoy balance de lo visto y publico el ránking 2025, porque la última semana de agosto viajaremos con unos amigos y tendremos otros planes nocturnos. Así que, empezando también por el final como el año pasado, ahí van nuestras pelis de agosto:


Con un 4,5: 

Cita con la muerte, de Daniel Prochaska (Austria, 2020): un auténtico “truño”. La elegí yo, por salir de lo típico, y no acerté. Encajaría estupendamente en la programación de un sábado o domingo por la tarde, en Antena 3 o similar.


Con un 5:

Invitación a un asesinato, de Steve Shimek (Francia, 2023): también mea culpa. Están anunciándola mucho en Prime pero a nosotros no nos gustó. De ese estilo las hay mucho mejores.


Con un 6,25:

Antebellum, de Gerard Bush y Christopher Renz (EEUU, 2020): el argumento es original, especialmente por el giro que da hacia la mitad de la peli. No la puntuamos muy alto pero sí la recomiendo. 


Con un 6,5: 

Nieve negra, de Martín Hodara (Argentina, 2017): con esta elección empecé a compensar las pelis que menos nos gustaron. Solo por las actuaciones de los protagonistas (Darín, Sbaraglia y Laia Costa) vale la pena verla. El final de la historia sorprende.


Con un 7: en este rango tenemos varias:

La chica salvaje, de Olivia Newman (EEUU, 2022): me esperaba menos de este título. Es una historia de supervivencia que me impactó.


Cowboy de medianoche, de John Schlesinger (EEUU, 1969): la habíamos oído nombrar muchas veces pero ninguno la había visto. El argumento nos pilló por sorpresa. El dúo protagonista, sublime (sobre todo Dustin Hoffmann). La canción del comienzo era lo único que conocíamos. Creo que la peli ha envejecido mal, pero la historia que cuenta (un descenso a los infiernos en toda regla) es tan potente que nunca pasará de moda. 


Old Henry, de Potsy Ponciroli (EEUU, 2021): igual que otra de las comentadas, la peli toma fuerza en la segunda parte, donde se revela la verdadera identidad del protagonista, una leyenda de la América profunda.


Amor y otras drogas, de Edward Zwick (EEUU, 2010): comedia romántica entretenida pero, cumpliendo el cliché, previsible. Una de nosotras es muy generosa puntuando las pelis.


Con un 7,5:

The order (La hermandad silenciosa), de Justin Kurzel (Canadá, 2024): una de las pelis buenas de este verano, sobre terrorismo y supremacía racial en EEUU.


Con un 7,83:

Parásitos, de Bong Joon-ho (Corea del Sur, 2019): teníamos ganas de verla, por tantos premios que consiguió y tanto que habíamos oído hablar de ella. Nos gustó, pero las expectativas eran tan altas que no se cumplieron. Creo que es de las pelis que, a pesar de todo, hay que ver una vez en la vida.


Con un 7,9:

El silencio de la ciudad blanca, de Daniel Calparsoro (España, 2019): una de las que más me ha gustado a mí. Española y de intriga. Lo mejor de todo es que me ha descubierto una autora, una trilogía y un personaje literario. Basada en la novela homónima de Eva García Sáenz de Urturi, que leeré seguro.


Con un 8:

La gran apuesta, de Adam McKay (EEUU, 2015): buena peli. Aunque difícil de seguir si no sabes de economía y finanzas, al final te das cuenta de que lo importante no es entender todo lo que ocurrió, sino experimentar la sensación de caos que provocó, en concreto en EEUU, la crisis de 2008.


Con un 8,5:

El mapa que me lleva a ti, de Lasse Hallström (EEUU, 2025): otra comedia romántica, entretenida, previsible, de tarde de tele. Pero solo por verla con una adolescente que durante 96 minutos no miró el móvil, se ha ganado la puntuación que le dimos.


Con un 9:

A dos metros de ti, de Justin Baldoni (EEUU, 2019): terminamos con oooootra comedia romántica, de las mismas características que las anteriores, pero con un matiz que la hace merecer el premio del verano: me impactó la fortaleza de los personajes para afrontar y vivir la enfermedad. Da para pensar y, sobre todo, para aprender y agradecer.



Y, hasta aquí, la clasificación de este verano. Seguro que las puntuaciones sorprenden. ¿Cómo puede estar Parásitos, con tantos premios, por debajo de otras menos significativas? Pues muy fácil: no siempre votamos los mismos, no todos tenemos los mismos criterios y el margen de exigencia y generosidad puntuando de unos y otras es diferente. Lo único seguro es que debemos respetar la votación de cada uno, sea cual sea. Y solo votamos cuando la peli la hemos visto, por lo menos, dos personas. Esa es la explicación.


Este año estrenamos una nueva sección: fuera de concurso. Son las pelis que he visto sola o que, entre pitos y flautas, no hemos votado. La lista es mucho más corta.


Un documental: Summers el rebelde, de Miguel Olid (España, 2024). De la serie de Imprescindibles, programa de RTVE al que soy adicta desde hace años.


Un protagonista: Hércules Poirot. Muerte bajo el sol, de Guy Hamilton (EEUU, 1982) y Muerte en el Nilo, de John Guillermin (Londres, 1978). Esta última en la versión más antigua. Ambas son muy similares (incluso con repetición de actores y actrices en el elenco). Sin ninguna duda, la fórmula de Agatha Christie sigue funcionando.


Un clásico: En un lugar solitario, de Nicholas Ray (EEUU, 1950). No la había oído nombrar, a pesar de que el protagonista es Humphrey Bogart. No es de sus mejores cintas de cine negro pero el papel de varón atormentado, con perfil maltratador, lo borda. La evolución del personaje femenino (Gloria Grahame) me resultó muy curiosa: de la admiración al miedo. Por desgracia, la temática sigue siendo actual.


Una directora: Sofia Coppola: Las vírgenes suicidas (EEUU, 1999). Hacía años que quería ver esta película y al final lo conseguí. Desde luego el argumento es original. Me gusta cómo está hecha, aunque la temática no es agradable. No recomendable para días de bajón emocional. 


Para terminar, todas las referencias y reseñas de estas películas las podéis encontrar en  https://www.filmaffinity.com/es/main.html. Si os registráis, podéis crear listas y podéis votar los files. A mí al menos me entretiene, y me sirve de repositorio del cine que veo.


Si os apetece, podéis comentar las que hayáis visto en los comentarios de esta entrada. ¡Los leeré y los responderé!


Como siempre, lo mejor de ver cine en casa es la compañía, el turno de elección -que respetamos escrupulosamente- y los comentarios que suscita cada historia. ¡Esto es lo que tiene el 10!





domingo, 9 de febrero de 2025

La décima crónica de los Goya



Ayer era el gran día y desde pronto me preparé para el momento estelar: por la tarde cargué el ipad al máximo de batería para poder anotar todos los detalles de la 39ª gala de los premios Goya. Me senté ante el televisor antes de lo habitual para saborear algo de alfombra roja, ya que no paraban de entrar notificaciones de uno de mis grupos más activos (“Los Goya!”) en la noche del cine español. 

Puesto que tomé apuntes (¡15 páginas de ipad!) podría caer en la tentación de escribir los comentarios siguiendo el orden cronológico de la gala, pero como el evento fue decayendo -y no quiero que el texto también decaiga-, elijo otra opción.  


Empezamos por lo superficial. De los estilismos femeninos de la noche me quedo con las lentejuelas (que ahora me ha dado por ellas): la falda de Natalia de Molina, varios vestidos de Maribel Verdú y Alejandra Silva (la mujer de Richard Gere). De los masculinos, sin duda, el traje que llevaba Richard Gere. Pero mi favorito fue Antonio Banderas (con gafas incluidas): sobrio y elegante. Un señor.


En cuanto a las películas, este año había visto dos de las nominadas, La virgen roja y La estrella azul. Se llevaron algún premio, pero no eran de las favoritas; por tanto, no había presión, jeje. 


Las actuaciones musicales me llamaron la atención más que en ediciones anteriores: en general estuvieron todas bien. Particularmente me gustó ver en el escenario a Dani De Morón con Alejandro Sanz, porque a este guitarrista lo escuché hace años en directo, con mi amigo Dani. Otro acierto fue la actuación de los hermanos Morente en La Alhambra (dos simbolismos de Granada). Y, por no extenderme, la versión del Verde que te quiero verde, fusionando tradición y modernidad, me pareció muy acertada -Lorca no podía faltar anoche-. 


Las presentadoras, a quienes admiro en su faceta profesional, pasaron muy desapercibidas, en comparación con otros años. Además, no me gustó el papel que le dieron a Leonor Watling; Maribel Verdú, que estaba deslumbrante -y no solo por sus vestidos-, la eclipsó en gran parte de la gala. Cuestión de actitud, chicas. 


La ceremonia, en general, no me gustó. Me pareció innecesariamente larga. ¡Cuántos premiados subieron al escenario durante todo el evento! Y todos querían hablar. Entiendo que es un momento muy especial pero, si esto va a ser así, propongo a la Academia de Cine la sugerencia que Fernando me ha hecho esta mañana: que empiece a las 21 h (¡o a las 20 h!). Ese día que hagan el Telediario en la 2.


Sí me gustó, por ejemplo, el comienzo: qué mejor manera de empezar un espectáculo en Granada que con Bienvenidos, de Miguel Ríos. Los actores nominados, la letra adaptada a la ocasión, el mismo Miguel en el escenario y la feminización de la canción con Amaral. ¡Menudo golpe de efecto para lograr uno de los mejores inicios de los Goya que he visto!


La entrega del Goya de honor fue emotiva: Maribel Verdú le dedicó unas palabras preciosas a su amiga Aitana Sánchez-Gijón, con un colofón especial: “Goya de amor”. Se evidenció la amistad y el aprecio verdadero. Aitana Sánchez-Gijón hizo balance de su vida, recordó a los que ya no están e hizo memoria del papel de las mujeres en el cine. Su discurso fue bonito y anoté varias de sus frases: 

-La escuela principal (de la vida) es el trabajo constante. ¡Qué gran verdad!

-El escenario es el gran maestro del actor. El aula, el del docente (pensé enseguida).

-Un individuo se define por las personas que han tocado su vida. ¿Quiénes han tocado la mía? (Otra vez a pensar).


Me enterneció ver a Miguel Ángel Silvestre recordando la tragedia que vivimos en mi tierra, Valencia. Por desgracia, los efectos de la DANA permanecen tres meses después. Gracias, académicos, por no olvidarnos. Y el discurso en forma de milonga, ¡un puntazo! Ojalá lo hubieran hecho todos igual. Además, fue el director de una de las dos pelis que había visto. ¡Bien por él!

 

En resumen, la sensación final fue de decepción. Un decrescendo en toda regla. De hecho, me fui a la cama antes de que terminara la gala porque la entrega del último premio me cabreó: deberían haber avisado de que había dos películas premiadas. Ni una película ni la otra merecían el deslucimiento que vivieron en un momento en que tenían que haber brillado. En fin, cosas del directo. Además, tampoco me gustó que hubiera dos películas premiadas. Si había empate, que los académicos votaran de nuevo, como hacemos cuando elegimos delegado o delegada de clase. 


Por no extender más el artículo, confieso que anoté un montón de “frases célebres” que se dijeron en la gala. Me las guardo y, quizás, las comparta en otra entrada. Siempre me ha gustado escribir lo que me impacta y releerlo. Ahora, con el móvil encima a todas horas, me resulta más fácil y, de vez en cuando, publico esas frases en mis redes sociales. Las palabras (me) enseñan a vivir.


(...)



Esta mañana, revisando el blog, he visto que llevo diez años escribiendo sobre los Goya. ¡Esto sí que me ha impactado! Me ha hecho sonreír y pensar, agradecida, en los y las que año tras año leéis este pequeño escrito sobre una de mis noches favoritas. ¡Gracias por estar ahí y compartir cine español!