viernes, 31 de diciembre de 2021

Propósito de año nuevo

 Nota mental: mi propósito para 2022 es llenar un TARRO DE GRATITUD.


Lo he visto hoy en Instagram, en el perfil de @graciagrafica. El dedo ascendía rápidamente pero la imagen del tarro me he sorprendido. No era la primera vez que leía o escuchaba la idea, pero en esta ocasión la publicación me ha convencido: voy a empezar un tarro de gratitud para 2022. 


¡Qué ilusión! Hace tiempo que no tenía un propósito de año nuevo tan bonito e ideal (sí otros más comunes y mundanos), así que voy a ponerle todas las ganas al nuevo deseo. Y pienso en cómo hacerlo.


No me sé las reglas de los tarros de gratitud (si es que las hay), por eso me invento cuáles van a ser las del mío:


Elegiré un tarro más bien grande, quizás de vidrio.

Llevará poco ornamento. Sí le haré una etiqueta bonita, porque los nombres son importantes para mí.

Lo colocaré en un lugar privilegiado: mi “habitación propia” de la casa.

Llenarlo no será una obligación, sino un placer. 

No habrá frecuencia estipulada, ni estilos de texto o tamaños del papel. Porque los agradecimientos, si son verdaderos, fluyen espontáneamente y no necesitan códigos. 

Sí me esforzaré por escribir concreciones y no generalidades del tipo “gracias por mis amigos”. No, eso no vale. Ha de prevalecer la realidad con nombres y apellidos, para seguir conociéndome mejor y aprendiendo a expresar. Además, de este modo, cuando lo lea, disfrutaré del recuerdo con mayor nitidez. ¡Todo son ventajas!

Si el agradecimiento surge fuera de casa -cosa bastante probable en alguien que se ausenta de ella una media de 12h diarias- lo escribiré allá donde esté, con ese “kit” de boli y libreta para urgencias que llevo en mi bolso, y lo colocaré en el tarro cuando entre en mi guarida.


Y creo que ya está todo. Ahora solo queda esperar a mañana para empezar a llenar el tarro.


¡Por un 2022 lleno de personas y momentos para agradecer!



PD: Mi primer agradecimiento es para @graciagrafica por la idea 😉



domingo, 21 de noviembre de 2021

La tetralogía del Baztán

Querida amiga:

Hace unos minutos que acabo de cerrar el último libro que me prestaste, La cara norte del corazón, de Dolores Redondo. Te escribo para agradecerte el préstamo y comentar un poquito aunque sea. Cuando nos vemos en el cole las urgencias se imponen y no siempre podemos hablar de cosas tan importantes como una lectura compartida.

La verdad es que los cuatro libros me han entretenido mucho. Los he leído espaciados, no del tirón, siguiendo el orden que me recomendaste. El primero, si no recuerdo mal, en el verano de la pandemia; el segundo (el que más me enganchó), durante el confinamiento familiar; el tercero, unos meses después y ahora, empezado el curso, el último. He de confesarte que no son las mejores novelas negras que he leído, y a veces me han resultado densas; pero ahora que las he terminado tengo que reconocer que ha valido la pena leerlas.

Me han impactado especialmente dos personajes, de todo el elenco: Rosario -la que más, con diferencia- y Samedi. Dos de los malvados de la historia, ya ves. La perversión de Rosario es fascinante: ¿cómo una madre puede odiar así a una hija? ¿Cómo un padre puede permitir y esconder ese odio? El padre, fíjate, me parece miserable; no ha despertado en mí ni un ápice de comprensión. ¡Y qué fuerza tiene Amaia! ¡Qué capacidad de adaptación y de supervivencia! ¿Y Samedi? ¿Quién o qué es Samedi? Lo peor de todo es que estoy convencida de que esas cosas pasan de verdad por aquellos lugares. Me ha sorprendido mucho la descripción de Nueva Orleans (miré el mapa para asegurarme de su localización): no pensaba yo que tenía esas creencias y rasgos culturales tan ancestrales e influidos por el Caribe. ¡Qué distorsionada tenemos la imagen de EEUU!

Ambas historias quedan por cerrar, creo yo. No sé si publicará otra novela que continúe, algún día. Si es así, la leeremos y comentaremos de nuevo, por supuesto.

Por último, una frase. Ya sabes que me gusta señalar las frases que me llaman la atención en los libros. No lo hice en los tres primeros (los leí en papel y los ejemplares eran tuyos), pero sí lo hice en este último, con el que he combinado la lectura en papel y en ebook. Me subrayé en "notas" este consejo que le da Dupree a Amaia:

Mienta si no queda más remedio, mienta para salvar la piel, para proteger la justicia y la verdad, pero prométame que siempre será consciente de que está mintiendo, de cuál es la verdad y de que nunca se mentirá a sí misma.

Es la segunda parte, la de la promesa, la que hizo que detuviera la lectura para pensar. Ser conscientes, tener presente la verdad y no mentirnos a nosotros mismos. Realmente interesante, ¿verdad?

Bueno, de nuevo te doy las gracias por el préstamo y sobre todo por la paciencia que has tenido para que te los devolviera: tus libros han estado en mi casa, ¡casi 2 años! (añádele el emoji de la manita en la frente, que tanto nos gusta a las dos).

Un abrazo y hasta la próxima lectura,

                                                                                                            María


PD: Mañana mismo vuelve el libro a su estantería original. ¡Te lo llevo sin falta!

PD2: Sé que hay pelis de estas historias, pero de momento me quedo con lo leído e imaginado. Si me animo a verlas, ya te diré.




(Las imágenes son de Google. Las he consultado en alguna ocasión durante la lectura 😉)

miércoles, 18 de agosto de 2021

Asunto: Lorca mirando al mar

                                                                                                                     Miércoles, 18 de agosto de 2021


Querido amigo:

He terminado el libro de Lorca que me regalaste hace unos años, Donde no se hiela el tiempo. Escritos sobre música. Tenía muchas ganas de leerlo justamente este verano, para cerrar este curso en el que hemos disfrutado, además juntos, de dos piezas teatrales sobre este autor, ¿recuerdas? La de Carmelo Gómez, "A vueltas con Lorca", y la de Juan Diego Botto, "Noche sin luna". ¡Qué chulas las dos! Ya me dijiste que el libro me encantaría y así ha sido. Me gusta incluso el título, el tono azul de la portada, el autor del prólogo y hasta el nombre de la editorial. ¿Cómo lo ves? Acertaste de pleno.

Las tres conferencias que forman el libro me han resultado muy interesantes y he aprendido de los tres temas: el cante jondo, las nanas y el duende. Te dejo aquí una pincelada de cada una, como inicio para nuestra próxima tertulia particular. Del cante jondo me quedo con esta frase: "La mujer ocupa los ámbitos sin fin de los poemas. Pero la mujer en el cante jondo se llama Pena". De las canciones de cuna -la que más me ha impresionado, tal vez por seguir recordando las de niña y cantarlas también como madre- he de dejarte casi un párrafo, lo siento: "No debemos olvidar que la canción de cuna está inventada (y sus textos lo expresan) por las pobres mujeres cuyos niños son para ellas una carga, una cruz pesada, con la cual muchas veces no pueden". Y sobre el duende, otra que nos dará tema de conversación: "Todo hombre, todo artista (...), cada escala que sube en la torre de su perfección es a costa de la lucha que sostiene con su duende, no con su ángel (...) ni con su musa".

Me ha resultado curioso que Lorca hablara sobre estos asuntos; encima, el origen es una conversación con Manuel de Falla, otro grande de Granada. ¡Qué encanto de ciudad! Sería estupendo ir juntos allí alguna vez, ¿verdad?

Por cierto, me he esperado a escribirte hoy porque es el aniversario de la muerte de Lorca. Así lo conmemoramos de alguna manera. Además, publicaré algo de este correo en el blog. He tenido una idea este verano: publicar las cartas / correos que envío sobre libros. Desde hace unos años, siempre que me leo un libro prestado, regalado o recomendado le escribo (o lo comento directamente, si puedo) a la persona en cuestión. En el blog desarrollaría más la parte literaria y menos la personal, claro. Ya te explicaré mejor la idea cuando nos veamos.

Bueno, muchas gracias por el regalo y espero que sigas disfrutando del verano. Supongo que este correo te pilla de viaje y seguro que lo estás pasando genial. En septiembre es preciso quedar y ponernos al día.

Un abrazo enorme,

María

PD: ¿Sabes? Lo he leído súper rápido y la lectura ha tenido un plus: en todas las ocasiones, estaba mirando al mar...



Enlace a la web de la editorial del libro: https://contintametienes.com/producto/donde-no-se-hiela-el-tiempo/


domingo, 15 de agosto de 2021

Asunto: "Así empieza lo malo", Javier Marías

                                                                                                                        Sábado, 14 de agosto de 2021


Querido amigo:

Anoche terminé tu libro. ¡Por fin! Llevaba meses apilado en la estantería de los préstamos. Menos mal que, en nuestra última conversación, te apiadaste de mí y me ampliaste el plazo de cesión. Por fin he podido disfrutarlo este verano y por eso te escribo: para agradecértelo y comentarlo. ¿Sabes? Gracias a ti estoy leyendo a grandes autores. El año pasado, Kundera. Este, Marías. A Javier Marías lo he oído mucho, he leído artículos suyos, pero esta tuya es la primera novela de él que leo. 

Te cuento: me ha sorprendido mucho. Solo el nombre del autor ya marca (es tan conocido y valorado que las expectativas se elevan sin querer), pero he de confesarte que el principio me costó. El ritmo inicial me resultó lento. Venía de una novela ligera que me había enganchado muchísimo y el contraste fue tremendo. Pero como era préstamo tuyo, seguí leyendo con fe ciega y, como siempre, valió la pena. Con unos cuantos capítulos leídos la cosa fue poniéndose interesante; tiene una trama original. En cuanto al estilo, no sé bien cómo definirlo. En ocasiones utiliza demasiados circunloquios para mi gusto, también digresiones, pero tiene una prosa tan pulcra que no puede más que admirarse y disfrutarse. Y así ha sido. 

El último tercio del libro lo he devorado. Cuando empecé ni por asomo me imaginaba lo que iba a ocurrir. Seguro que los personajes como el Dr. Van Vechten y Arranz existieron. Aunque el toque de gracia para mí lo constituye otro personaje: nada más y nada menos que Francisco Rico, a quien tanto he estudiado en la carrera y de quien tanto he leído. Creo que hasta compré algún tomo de su Historia y crítica de la literatura española. ¡Ya ves!

Te comento también algunos de los temas que me han llamado la atención: cómo describe el deseo a través del protagonista, las fases o facetas de una historia de amor, la admiración, la asunción de roles, el pasado escondido; con el telón de fondo del cine como profesión. ¡Me chifla! Y el final, inesperado: (¡…!)!*. Así consigue formar parte de esa familia de verdad. En fin, esto daría para un café como poco, ¿verdad?

Para terminar, anoto una frase de las muchas que me gustaron. Es una costumbre que adquirí no hace tanto -subrayar o anotarme frases de libros- gracias a la recomendación de una conocida. Muriel le está contando a Juan sus inicios con Beatriz; él no está tan enamorado de ella como ella de él y, por experiencia, le confiesa: “El entusiasmo de la otra persona ayuda mucho; convence y arrastra”. Piénsala y en nuestro próximo encuentro la comentamos, ¿te parece?

Ahora te toca a ti: ¿qué te llevó a leer ese libro? Ya me contarás cuando puedas.

Bueno, a lo importante: espero que estés pasando unas buenas vacaciones disfrutando mucho. También espero verte en septiembre. En julio no te dije nada porque estaba a tope y se me hizo muy largo. Ya te contaré.

Seguimos en contacto y… ¡buen verano de lecturas y cine!

Un abrazo enorme y gracias por el libro,

María




 *En la carta original se comenta, claro.


domingo, 7 de marzo de 2021

Los Goya que prendieron la llama

Esta entrada se iba a titular “Los Goya del Covid” pero, revisionando el evento, he recordado las palabras finales de sus presentadores, directores y guionistas y, por respeto a sus intenciones, he cambiado de título. No me gustó la gala, pero admiro los esfuerzos y la ilusión de todos los que la hicieron posible -especialmente de Antonio Banderas, que estuvo sublime- y justo por eso acoplo mis propias decisiones. Es un gesto de reconocimiento, no de condescendencia, lo prometo.


Anoche empecé fuerte: a las 20h, posición estratégica en el sofá, tableta y móvil en mano, cargador enchufado y ataviada con estilismo similar al de Isabel Coixet: en pijama. Ni con dosis extra de entusiasmo habitual logré engancharme a la gala. Lo siento. No pude con las pantallas y el retardo de internet, con algunas preguntas desacertadas, con varios estilismos exagerados y con la semipresencialidad. Quizás sea porque estoy harta de tanta virtualidad y, también, de tanta hipocresía: según qué, lo presencial es bueno (transporte público, colegios, teatros, cines…); pero, si no me interesa o no me apetece, lo mejor es lo virtual. Carlos del Amor, con su maravillosa voz en off, calificó de metafórico ese patio de butacas vacío, al inicio de la gala; metáfora de la realidad que estamos viviendo. Bueno, me vale la justificación (los recursos retóricos nos echan muchos capotes en la vida cotidiana), pero yo hubiera hecho el esfuerzo -como lo estamos haciendo en muchos otros ámbitos- para que los nominados también hubieran estado presentes, para que el silencio y la ausencia -que ya nos han dolido demasiado tiempo- hubieran sido ahogados al menos por los aplausos, a 2 metros de distancia y con mascarilla, por supuesto. En definitiva: para haber forjado el grato despertar de la pesadilla de las salas vacías, como dijo el mismo Banderas.      


Tomé algunas anotaciones, especialmente de lo que más me iba llamando la atención; de intervenciones, estilismos, anécdotas y, sobre todo, frases, que captaron mi interés por algún u otro motivo. De esto es de lo que me apetece escribir, sin demasiado orden ni concierto; para una “crónica” al uso, ya tenemos las oficiales.


La alfombra roja fue, en mi opinión, más floja que en ediciones anteriores. Anoté esta anécdota que me hizo sonreír: Njwa Nimri acudió a la gala sin haberse probado previamente el traje. ¡Qué seguridad en sí misma! De ellos, me quedo con Banderas y con Jon Kortajarena, guapos los dos. De ellas, con Marta Nieto y Ángela Molina. ¡Me encantaría probarme los vestidos que lucieron anoche! Además, suscribo las palabras con las que la Academia calificaba a la actriz que recibió el Goya de Honor: autenticidad, sensibilidad y talento. ¡Grande Ángela! 


Sí me gustó mucho la música en directo. En la edición de 2017 ya disfruté con la Film Symphony Orchestra. En esta ocasión, la Orquesta Sinfónica de Málaga fue de lo mejor de la gala y me sorprendió que la elección de toda la banda sonora y sus versiones fuera del propio Banderas. Así lo indicaron algunas de las cantantes a las que entrevistaron antes de que comenzara el gran evento. Le alabo el gusto, la verdad; especialmente por la canción elegida para la sección In memoriam, aunque mi amiga Ana la hubiera preferido en su lengua original. Vale la pena, así que os invito a escuchar a Lluís Llach y su Un núvol blanc (disponible en YouTube). 


Me impactó Carlos Latre. No entendía por qué estaba allí, hasta que lo vi tan bien caracterizado de Pepe Isbert que tardé unos segundos largos en reconocerlo. Qué bien lo hizo.


Los incisos internacionales fueron entretenidos: el elenco de actores y actrices que elogiaron el cine español constataron una vez más el poderío que tiene Antonio. 


De las películas de la noche me apetece ver Adú (dos buenos amigos la han visto y sus opiniones son totalmente contrarias, así que me intriga saber con cuál de los dos estoy de acuerdo). También La boda de Rosa y Nieva en Benidorm, porque todas las que he visto de sus directoras me han gustado. El documental de Mabel Lozano (Biografía del cadáver de una mujer) y, por supuesto, la ganadora del Goya a la mejor película, Las niñas. Yo misma podría haber protagonizado esa película, puesto que en junio de 1992 terminé EGB en un colegio de monjas y en septiembre empecé BUP en otro distinto, pero también de monjas. Recuerdo esa etapa, el inicio de la adolescencia, como una de las mejores de mi vida. Además, me hizo gracia que, cuando citó el colegio que había inspirado la historia, mi whatsapp ardía (cito textualmente mensajes recibidos en varios grupos y de varias personas distintas): 

-¿Ha dicho “escolapios”? ¿O he oído mal?

-¡Estudió en escolapios!

-¿Escolapios Pompiliano? 

-Acaban de agradecer a los escolapios.

-Lo he buscado en internet y es escolapias, no escolapios. Ohhhhh, casi.

-Es escolapias, no escolapios. Pero bueno, queda cerca.

Y mi marido me sacó de dudas: Colegio Pompiliano. Fundación Educativa Escolapias. En Zaragoza. Lo confieso: me hizo ilusión que el Goya se quedara tan cerquita de las Escuelas Pías, en las que estudió mi padre, estudian mis hijos y en las que yo -a modo de nexo intergeneracional- vivo mi profesión, vocación y misión. ¡Como para no alegrarme!


Por último, las reflexiones, las frases que me gustaron, que me hicieron pensar, y en las que seguiré pensando (y que compartiré con amigos/as, compañeros/as) unos días como mínimo: 

-La utilidad del cine en la pandemia, para entretener, para evadirse… Hemos necesitado la cultura.

-La cultura como refugio.

-La familia del cine es muy grande, muchos de los que forman la industria cinematográfica no se ven, pero también viven de esto.

-Ha aumentado el porcentaje de mujeres nominadas, en general (41%).

-El poder sanador del cine (palabras de Mariano Barroso, presidente de la Academia de Cine).

-El cine como lugar en el que resguardarnos de la tormenta que vivimos (Carlos del Amor).

-Dicen que para vivir la vida hay que mirar hacia adelante, pero para entenderla hay que mirar hacia atrás (Antonio Banderas).

-El papel del cine, de la cultura, durante la pandemia: “somos contadores de historias”, útiles para entender la realidad, para reflexionar sobre las circunstancias y dar sentido, a través del cine.

Estas ideas dan mucho de sí. Algunas están citadas literalmente; otras, reestructuradas. Todas ellas son temas de conversación, que prefiero tener con quien le apetezca hablar de esto, incluso a través de una pantalla (pero, preferiblemente, en modalidad presencial con todas las medidas de seguridad necesarias, claro). Ahí dejo mi invitación, ¿quién la acepta?


Y acabo como terminó la gala: con esperanza, alegría y mirando al futuro. ¡Valencia 2022! ¡Los Goya vienen a mi ciudad! El próximo año, si Dios quiere, viviré en directo lo que llevo tantos años viendo en televisión. ¡Los espero con muchas ganas e ilusión! 


Se cumplió el deseo de sus presentadores: la llama ya está prendida.




                                             ¡Hasta el año que viene!

domingo, 7 de febrero de 2021

Ex libris

Muchos amantes de la lectura, a lo largo de sus viajes literarios, quizá se hayan cruzado alguna vez con un exlibris en su camino. Nos referimos a esas marcas, generalmente en forma de estampación, grabado o etiqueta, que pueden encontrarse en el reverso de la cubierta de algunos libros, o en alguna de las primeras hojas tras las páginas de cortesía del volumen en cuestión, y antes del inicio del bloque de texto principal. Estas ilustraciones, plasmadas a través de diferentes técnicas, existen de desde hace ya varios milenios, aunque su forma ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, llegando a adquirir valor artístico por sí mismas. En ellas, podemos descifrar información adicional sobre el libro en cuestión, sobre la temática del texto y, sobre todo, sobre su propietario: su profesión, su posición social, algunos aspectos de su personalidad, etc. Es por ello que estos exlibris despiertan a menudo la imaginación de los lectores más curiosos, ya que nos invitan a descubrir más sobre la historia de los libros que caen en nuestras manos.

Los exlibris, también ex libris o ex-libris, son marcas de propiedad que podemos encontrar en los reversos de las cubiertas de algunos libros. Su nombre viene dado por la locución latina "ex libris", que quiere decir literalmente "de entre los libros de". Así, esta marca en forma de sello, grabado o estampación, hace referencia a que un volumen concreto pertenece a una biblioteca, bien sea de una persona física o de una institución. En su forma, los exlibris presentan información referente del propietario del libro, así como una ilustración relacionada con él, que puede estar realizada mediante diferentes técnicas y abordar temáticas muy dispares: escudos dinásticos, emblemas gremiales, sellos profesionales, temáticas humorísticas, religiosas, aficiones, rasgos de la personalidad del propietario o de la institución, etc.

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Hace unas semanas encontré esta información en https://vivancoculturadevino.es/blog/2020/03/20/que-son-exlibris/ y ya no seguí leyendo. Me fui directa a la web que me recomendó mi amiga Ana (exlibrisygrabados.com) y repasé, una vez más, todas las propuestas de ex libris que aparecen. La había visitado el año pasado, tras una de nuestras comidas, en la que nos sorprendió con su nueva adquisición: un flamante ex libris. ¡Yo también quería uno! Pero, como tantas otras veces, ahí se quedó el pensamiento, formulado a modo de deseo.

Ahora que ya lo tengo no me explico cómo he tardado tanto tiempo en encargar el mío. Lo cierto es que ha sido uno de mis pequeños sueños desde que sé de su existencia y, quizás por eso, condicionada también por mi momento vital, decidí materializarlo ya, para compensarme de las pesadillas cotidianas -pequeñas también, gracias a Dios- que me está tocando vivir ahora.

Busqué inspiración por el gran universo internauta y, habiendo valorado infinidad de diseños, letras e imágenes, finalmente me decidí, tras leer el texto con el que empiezo esta entrada: este sería mi ex libris.




Me gusta esta mujer. Pertenece a otra época. De cabello largo y vestidura fina pero sencilla, no debe de ser muy alta, puesto que necesita un escabel para sus pies. Con él consigue la distancia idónea para disfrutar del ejemplar que sostiene sobre sus piernas, y así puede centrarse en su lectura. Me gusta su postura inclinada, sus manos delicadas y su piel, que parece tersa y suave; seguro que se la cuida. Por su aspecto es joven, pero ya no es una niña. Ha elegido un buen sitio para leer: hay almohadas a los lados, que la harán estar cómoda. Y un escenario inmejorable: una ventana. Leer con luz natural es un lujo en cualquier época. Yo quiero que sea una ventana redonda, que me encantan. Se ven nubes, montículos y -como elijo yo-, agua; quizás un pequeño lago.


Ella no es como la mayoría. En su entorno es raro que una mujer lea. Quizás debería estar cosiendo, limpiando o cocinando. O, más acorde con su aspecto, podría estar paseando, charlando, eligiendo tejidos para un nuevo vestido. Pero ella ha elegido leer y, por tanto, saber, pensar. Y no cualquier libro, sino uno de esos de gran tamaño, que suelen estar en buenas bibliotecas, y recogen la sabiduría de los autores -varones en su inmensa mayoría- dignos de ser recordados. Quiero pensar: ¿será un ejemplar de su biblioteca? ¿Tan afortunada es esta mujer que posee sus propios libros?


Pues, por todo esto, este es mi ex libris: es esta mujer, que representa un poco de lo que soy y un mucho de lo que me gustaría ser, quien identificará mis libros, los ejemplares -en mi caso, sí- de mi propia biblioteca.

PD: Solo por curiosidad, visitad www.exlibrisygrabados.com/ y deleitaos con sus propuestas. El servicio de atención y venta es exquisito, como sus productos. ¡Y animaos a encargar vuestro ex libris! Tener uno marca un antes y un después en la vida de un gran lector o lectora